divendres, de setembre 28, 2007

Conversaciones de ascensor (parte II)

El despertador sonó como cada día a las 6.45, Toni se quedó remoloneando pocos minutos, luego se ducharía cantando la Traviata.
El olor a café recién hecho le recordó que hoy sería un buen día. En la cocina las tostadas ya estaban a punto, besó a mujer y desayunaron. Hasta la noche no se verían. Quedaron en que ella llevaría, hoy, los niños al colegio, él los recogería. Los papeles estaban cambiados por su nuevo horario.
Cogió su Audi y se dirigió a la consulta. No estaba acostumbrado al tráfico de la mañana. “Esto es horroroso” gritó, pero nadie lo oyó porque el volumen de su radio lo impedía. Un poco de Opera lo cura todo, se dijo. Aparcó el coche, miró el reloj y empezó a correr. Hoy no podía llegar tarde. Cruzó la puerta abierta de su edificio y el recibidor a gran velocidad. Oyó un buenos días que no pudo responder por culpa del mármol del suelo que hizo que se deslizará con más impulso del deseado hasta entrar en el ascensor que estaba a punto de cerrar sus puertas.
Una mujer castaña con el pelo recogido se miraba en el espejo.
Hola, dijo el hombre intentando no resoplar. La mujer de unos vientilargos se volteó hacia él. Se acababa de pintar los labios de un color rosa pálido. A Toni le pareció un color poco agraciado para pintarse los labios, él los abría pintado rojo. ¿Acaso no son rojos los labios?
-Buenos días. ¿A que piso va?- preguntó la mujer bastante seca.
-Al decimosexto.- A ver si no somos tan bordes de buena mañana, pensó. Se fijó que el numero 12 estaba marcado, que suplicio, doce pisos con esta mujer con cara de malas pulgas.
Ella se apoyó en la pared izquierda, él situado en la esquina contraria, sin decir palabra. Miró sus zapatos marrones y pensó que debía ponerles betún. Se estaba limpiando un poco los mocasines con la parte trasera del camal de su pantalón cuando oyó un ruidito muy molesto. En realidad era casi imperceptible pero la mujer estaba haciendo girar su zapato derecho apoyado solo en el tacón. Ese grigri era insoportable.
-¿Qué calor, verdad?- mejor será que le diga algo, pensó.
- Si, sí, estos días parece que hace como bochorno.- respondió la chica dejando ir un pequeño suspiro que hizo sentir más cómodo a Toni.
-Y eso que los del tiempo dijeron que bajarían las temperaturas.
¡Bien! Pensó el hombre ha dejado de hacer ruiditos con su tacón.
-¡Uy los del tiempo! fíate tu, de los del tiempo.
La mujer le sonrió por primera vez. Que lastima que no lo hubiera hecho de buenas a primeras, tenia unos dientes perfectamente alineados que daban luz a su rostro. Esa sonrisa no podía ser de una mala persona y fue entonces cuando le picó la curiosidad.
-¿Trabaja aquí? Preguntó Toni.
-Sí, en el bufete de arquitectos. Dijo la mujer sorprendida. Posiblemente no esperaba esa clase de preguntas.
- ¡ah! ¿Arquitecta?
- No, de hecho soy aparejadora. ¿Y usted? No le he visto nunca en el edificio.
Toni no esperaba este cambio de tono tan brusco. Su reacción parecía más bien un ataque personal.
- Soy oftalmólogo. Tenemos la consulta en la planta dieciséis pero normalmente vengo por la tarde. Doctor Marín.
Intentó relajar el ambiente alargando la mano cortésmente.
-Carla Bru,- respondió la mujer, mucho mas afectuosa. Le estrechó la mano firmemente, tal y como se tiene que dar la mano. Sin sudores, ni tembleques, ni demasiado flácida y sin estrujar. Ni siquiera miró el apretón, su mirada iba dirigida a los ojos del Toni; aguantándola de modo desafiante. Él se sintió intimidado y no dijo ni una palabra más. Nada aterrorizaba más al señor doctor en esta vida que una mujer atractiva y segura de si misma.
Sin darse cuenta los dos desconocidos que antes se encontraban uno en cada extremo de la cabina ahora estaban tan cerca que el oftalmólogo podía percibir con la punta de sus dedos, la fina camisa de seda de Carla.
El hombre miró hacia arriba, marcaba el numero 9. Todavía no quería llegar pero tampoco quería hablar. Le gustaba tener a esa mujer cerca y poder oler su perfume con un toque a vainilla.
De repente sacándolo de sus imágenes oníricas, ella preguntó:
-¿Hace mucho que trabaja aquí?
¿Porque no me tutea?, se cuestionó Toni. ¿Creerá que soy muy mayor? No, debe ser por que no me conoce, claro. ¿Pero y si cree que soy demasiado mayor?
- La verdad es que hará ya unos doce años que abrimos la consulta, sí. ¿Puedo pedirte un favor?
-Claro, dígame.
Otra vez lo ha vuelto a hacer. “¡Dígame!” ha dicho. Se lo voy a preguntar. Ya está, se lo digo tal cual.
-No me llames de usted que no soy tan mayor.
Mierda, mierda, mierda, se lo he exigido, si parece que se lo ordene, creyó.
Pero al contrario de sus expectativas la mano de Carla encubría una incipiente carcajada.
-¿Que pasa? ¿Tan mayor te parezco?
Al ver la reacción del señor Marín la chica soltó sin silenciar más la carcajada contenida provocando la risa también del médico cuarentón. Una risa cómplice que compartieron durante dos segundos.
¡Clin! Se abrió la puerta. Encantado dijo él, encantada respondió ella y mientras la mujer se alejaba, a Toni le pareció oír un “No. No eres tan mayor” entre risitas.



Mar de Borja

dimarts, de setembre 25, 2007

Conversaciones de ascensor ( parte I)

Hace ya mucho que no cuelgo ningún relato. Me apetecia... Consta de dos parte y ahí va la primera.
Conversaciones de ascensor


Carla salió de su casa a las 7.35 con un dolor de cabeza infernal. No había desayunado; imaginó un café descafeinado en la maquina de la oficina y un par de aspirinas. La mejor ingesta para empezar el día.
Recogió los planos que tenía esparcidos sobre la mesa, en los que había trabajado la noche anterior y los puso en su maletín. En quince minutos estaría en su despacho.
Al llegar al edificio de veinte plantas, la puerta de madera maciza estaba abierta y el portero la saludó con un buenos días y una ligera inclinación de cabeza. Carla pulsó los cuatro botones de los respectivos ascensores. El primero en llegar estaba vacío. Entró, marco el numero 12 y se acercó al espejo para aplicarse el brillo de labios. Dios, que ojeras, pensó.
Justo cuando las puertas estaban cerrándose entró un hombre de unos 40 años. Hola, dijo con un tono de voz grave y sereno. Ella se giró mientras apretaba sus labios.
-Buenos días, respondió. ¿A que piso va?
-Al decimosexto.
¿Decimosexto? Pensó ella mientras pulsaba el numero 16. ¿Quién dice decimosexto? ¡Será repelente!
Él se colocó en una esquina tocando el espejo con la espalda, ella en la contraria. Parecía que quisiesen ensanchar las paredes del ascensor; cada uno dentro un pequeño habitáculo inexistente. Ambos miraban al suelo. A sus pies. Carla empezó por mover el pie derecho, levantando la punta de su zapato beige de tacón. Se fijó en el desgaste de la parte delantera. Tengo que comprarme otros, se dijo para sus adentros.
-¿Que calor, vedad?- preguntó el señor de pantalones oscuros y camisa azul.
-Si, sí, estos días hace como bochorno.- Respondió ella un poco más relajada.
-Y eso, que los del tiempo dijeron, que bajarían las temperaturas.
-¡Uy los del tiempo! fíate tu, de los del tiempo.
Carla le dedicó una sonrisa y hasta se le escapó una risita disimulada.
-¿Trabaja aquí? Se interesó el hombre tocándose la perilla.
¡Anda! ¿y esto a que viene?, se preguntó la mujer.
-Sí, en el bufete de arquitectos.
- ¡Ah! ¿Arquitecta?
¡Sieeempre igual! ¡¿Qué se creen que en los bufetes de arquitectos solo son ellos los que trabajan?! Como si nosotros no fuéramos importantes. Todos piensan que somos arquitectos de segunda, refunfuñó la chica para sus adentros.
- No, de hecho soy aparejadora. ¿Y usted? No le he visto nunca en el edificio.
- Soy oftalmólogo. Tenemos la consulta en la planta dieciséis pero normalmente vengo por la tarde. Doctor Marín.
El hombre le extendió la mano para estrechársela.
-Carla Bru,- ella le correspondió, mirándole a los expectantes ojos azules, del ya agradable doctor.
Estuvieron unos segundos callados, rozando sus brazos y mirando la puerta del ascensor. El señor Marín se fijó en el piso; todavía estaban en el noveno.
¿Porque se queda callado? Se preguntó Carla. A lo mejor le he parecido aburrida. Realmente el doctor tiene unos ojos muy seductores pero no me puedo creer que me esté tocando el brazo. No, seguro que no. Aún así, no pienso moverme ni un milímetro. Tengo que decir algo, tengo que decir algo. Pero tengo que decirlo ya.
-¿Hace mucho que trabaja aquí? Le preguntó la chica tocándose el pelo.
- La verdad es que hará ya unos doce años que abrimos la consulta, sí. ¿Puedo pedirte un favor?
¿Un favor? pensó ella, ¿Que yo le haga un favor? Ay, ¿a ver que querrá?
-Claro, dígame.
- No me llames de usted que no soy tan mayor.
Carla se tapó la boca con la mano escondiendo una divertida risita.
-¿Que pasa? ¿Tan mayor te parezco?
Esta vez, Carla, no pudo contener una carcajada espontánea que contagio rápidamente al doctor Marín, dejando la pregunta en el aire.
¡Clin! Se abrió la puerta. Encantado dijo él, encantada respondió ella y salió del ascensor sin girarse pero mirándole por el rabillo del ojo.

dissabte, de setembre 22, 2007

Yo tambien quiero

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Dicen los señores Simpson que esta soy yo. mmmmm puede que pasando unos dias por el Caribe... aunque no lo veo muy claro eso del parecido

dimecres, de setembre 19, 2007

vuelta al cole

post editat

Bé, com deia la Jana efectivament jo sería la mestra pro tot i aixi els meus classificadors serien:

-el negre que diu Déjà vie com anunciaven Dusch i Marina, és on guardo els secrets.
-El verde como trigo verde y el verde como trigo limón ja ho cantava en Jobu que seria on deso l'esperança.
-El de la etiqueta que la Jo mateixa ja sabia que era el dels records.
-Boira ja imaginava que el vermell era hi tinc totes les passions.
-I el blau, ai el blau, en aquest molts si han fixat: li han dic d'únic, electric, fosc fins i tot diferent i no s'equivocaben. En Gerard, en Clint, L'Antoni i en Azri3l tenien molt clar que aquell era una classificador especial per guardar-hi els millors moments i les persones mes estimades.

Tot i que alguns m'han dit que encara no l'hauria comprat ( Robertinhos ), que no curro massa (Antoni) o senzillament que no en tinc cap (Antigona)

Per en Cepillo Azul no guardare pas el meu somriure en una caixa, de fet l'he enviat per correu, potser t'arribarà aviat. Tu i la CafeAmbLlet heu encertat on vaig fer la foto!

PD: He rigut molt amb els libres alvedríos. M'han encantat!!


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La vuelta al cole



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sugerencias:
1. la vuelta de vacaciones.
2. blanco y negro o color.
3. Adivina donde saqué la foto.
4. Descubre cual es mi carpesano.
5. Al libre alvedrío.

dissabte, de setembre 15, 2007

trocitos de ti

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Aunque me recuerdes borrosa,
aunque no puedas oler mi perfume melocotón,
aunque te falle la memoria y la lejania no te permita
tocar tu cicatriz preferida dibujada en mi piel,
aunque no sientas mis dedos recorrer tu espalda
y seguidamente un escalofrio recorrer tu cuerpo
Cuando me recuerdes, recuerdame así. Sonriendo.

Yo seguiré guardando en mi memoria trocitos de ti.

dimecres, de setembre 12, 2007

Gracies caballera del 3

No he pogut evitar publicar akesta imatge tant xula d'una amiga que encara ho és més.

tarrega2

Nenes, que m'ho he passat molt bé
i espero que vosaltres també!

Que ha valgut la pena passar
tanta calor, agafar el moreno
paleta, el mal de cul, mal
de runyons, dormir al terra,
passar-nos mitja hora per desinflar un matalàs.

Veure el cambrer malabarista a la una de la nit,
la tia que no sabia on actuava...
i no cal dir que fins i tot a valgut la pena
la nostra desconexió neuronal!!!

Perquè sense ella Tàrrega no haguès sigut la mateixa!!

Que hagués passat si ens haguessim entés a la primera,
si no haguessim necessitat la nostra dossi de cafeïna,
si ens haguessim decidit a la primera,
si només haguessim anat un cop al cotxe,
si jo hagués agafat la crema solar del cotxe...

Segurament tot hagués estat molt semblant però ens hagués faltat algo.

Petonets.
(de la millor pilot que conec)


Post dedicat a la BERTA com a condició de conductora, portadora de crema solar invisible i riallera la que més, a la MARTA com a la pelroja de risos que guia en busca d'espectacles programats pels carrers de Tàrrega, a la MARINA un pel empanada però la millor portadora de matalàs inflable i tenga (ara ja saps el q és un iglu, no?)i a la SILVIA la que arriba a última hora però s'apunta a un bombardeo i si cal callar amb mascares al cap, ho fa!
Post dedicat a tots els que vam ser a Tàrrega el cap de setmana passat

dilluns, de setembre 10, 2007

Recepte: Teatre a Tàrrega

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Arribar a les 14h de la tarda i no aproparse al poble fins les 19h té delicte. Peró... no us perdeu la resta!
Ingredients per un cap de setmana de riures, sol i mals d'esquena:

- 4 noies dins un cotxe (5 a la tornada).
- 2 tendes de campanya.
- ganes de passar-s'ho bé.
- pocs queviures pero sempre compartits.

Comencem per plantar les tendes a cops de pedra o martell, com es prefereixi (a les piquetes s'enten...), mentres les patatones disminueixen al pas dels minuts. Seguidament anar a la zona d'ombra per dinar els entrepants i fer una mig diada de 10 min a foc lent. Decidir per unanimitat fer un cafetó al bar mes proper. Na Déjà que no pot despertarse ni a puntades de peu, demana una cocacola i un tallat, i sobretot, no mor.(la cafeína no fa efecte fins 2 hores mes tart, la cosa stava xunga xunga...)
Deixar-se sorprendre a cada racó de la ciutat assegut, dret o en posicions extranyes segons el gust. Aplaudir i riure a dojo, fliparse una bona estona o adormirse deprendra de la mescla que hagueu fet. Vigilar! si us toca la tercera alguna cosa no funciona. Teatre, musica, equilibrisme, dansa, màgina, humor, clown poc importa si hi algú disposat a donar quelcom a uns ullets expectants com els nostres.
Imprescindible dormir poc i malament, dutxarse a mitges o a l'aire lliure, fer fons comú, mullarse el cap a cada font i agafar una insolació (Cadascú el grau q li pertoqui). Tenir bons records de les actuacions (bones i dolentes) de l'acampada guarreta de l'estiu i a la tornada sentir alló de: quan es torna de Tàrrega s'acaba l'estiu. I arribant a casa mig morta, plena de pols de la terra te'en adones que tens preparada una banyera d'escuma i no pots dir mes que: Oh!

dijous, de setembre 06, 2007

Recuperando mis noches.

sola

Cada dia recibo menos besos,
en lugar de que mis labios se gasten un poquito mas.

Mi piel, cada vez menos, se pone de gallina,
en lugar de que cada segundo erice mi vello.

Cada dia duermo mas sola y tengo mas frio
en lugar de sentir tu brazo rodear mi cuello.

No exprimes los ultimos dias, ni segundos, ni minutos y veo como el tu y yo se volatiliza como la esencia que no intentas retener.

Cada dia te siento mas lejos y eso que todavia no te has ido.

dilluns, de setembre 03, 2007

Mitologia en casa

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Me gusta levantarme por la mañana y que al abrir la ventana
las enredaderas asomen sus flores violetas dentro de casa
Bajar a la calle y al girar ese largo edificio gris
encontrar el centauro canudo leyendo el periódico en la terraza del Bar Manolo.

Cruzar la Avenida llena de conductores cabreados montados en coches rojos
y fijarme en el duende que canta, sin micro y subido en un taburete, los pedidos de esa hamburguesería tan famosa.

Saltar, a paso de canguro hasta llegar a la fuente de la vida,
y allí, bajar por la cueva oscura,
donde las excabadoras cada día duermen menos y ensordecen mas mis orejas elficas.

Salir otra vez a la superficie
y ver como cada día las casitas blancas, que me informan de la cercanía de las oficinas donde me paso 10h tecleando un ordenador rosa.

Y justo, en frente la puerta marrón, del castillo donde debo entrar
Veo el espectáculo de una hada que ha quedado hipnotizada por el despegar del unicornio blanco, de mi compañero de despacho, que va a buscar un bocata de salchichón.