
Mirando fotografias de lugares que ya he pisado. Recordando sensaciones inexplicables. Observando el fruto de una historia. Dejando la boca abierta mientras imaginas como podria haber sido.

Bombeando la sangre con mas fuerza, acelerones de reveldia. Adrenalina que recorre un cuerpo estatico deseando gritar. Empatizando con un pueblo desconozido queriendo atravesar las paredes con pinturas.

Recorriendo calles en blanco y negro, entrando en territorio extranjero cruzando la calle, en tu ciudad. Teniendo un pasaporte distinto de tu hermano, cantando himnos diferentes pero sintiendo la misma añoranza.

Angustia pasada, angutia presente. No olvidar para nunca repetir. Muertes inocentes, caras de amargura. Jamás podra borarse a la fuerza unos origenes arraigados. Jamás se podra arrancar raices bajo los arboles porque siempre naceran pequeñas flores que demostraran la equivocación del ser humano.

Bajo el sol, mochila al dorso y dos botellas de agua ya calientes, desgastas las suelas de esos zapatos azules. Descubriran mundos nuevos, no siempre reprimidos.

Sin dudarlo imagenes estravagantes recurrirante a tu mente reviviendo historias, aventuras que solo en albergues pueden vivirse. Recordaras ronquidos de tu vecino de cama en calzoncillos, limpiar la ropa y dejarla secar al sol de media noche o señales de mosquitos que todavia no han marchado. Todavia percibes el caracter alemán, tan distinto al nuestro, esas miradas de curiosidad, esas indicaciones sin entender palabra.

Y por supuesto echas en falta tu compañera de viaje, las complicidades, las risas, los cansancios compartidos. Las sensaciones clonadas, las miradas que hablan, las anecdotas a medias.